9 de noviembre de 2007

José Ángel Buesa


POEMA DEL REGRESO


Vengo del fondo oscuro de una noche implacable

y contemplo los astros con un gesto de asombro.

Al llegar a tu puerta me confieso culpable

y una paloma blanca se me posa en el hombro.


Mi corazón humilde se detiene en tu puerta

con la mano extendida como un viejo mendigo;

y tu perro me ladra de alegría en la huerta,

porque, a pesar de todo, sigue siendo mi amigo.


Al fin creció el rosal aquel que no crecía

y ahora ofrece sus rosas tras la verja de hierro:

Yo también he cambiado mucho desde aquel día,

pues no tienen estrellas las noches del destierro.


Quizás tu alma está abierta tras la puerta cerrada;

pero al abrir tu puerta, como se abre a un mendigo,

mírame dulcemente, sin preguntarme nada,

y sabrás que no he vuelto... ¡porque estaba contigo!


José Ángel Buesa

1 comentario:

Ansioux dijo...

Gracias por expandir cultura por la blogosfera.
Bonito poema, por cierto.
Me gusta vuestro blog
Saludos