19 de abril de 2007

Vincent Van Gogh


Si se tuviera la convicción de pertenecer a esta categoría, se avanzaría por el camino con calma y confianza, sin dudar del buen resultado final. Había un hombre que un día entró en una iglesia y preguntó: «Es posible que mi fervor me haya engañado, que haya tomado el mal camino y que siga mal, ¡ay de mí! Si me librara de esta incertidumbre y si pudiera tener la firme convicción de que terminaré por tener éxito y vencer». Y una voz entonces le contesta: «Y si tuvieras la certidumbre, ¿qué harías? Haz como si estuvieras seguro y no serás confundido.» El hombre entonces continuó su camino, ya no incrédulo sino creyente, y continuó la obra sin dudar ni vacilar más. Por lo que respecta a ser «hombre interior y espiritual», ¿no se podría desarrollar este estado en uno mismo por el conocimiento de la historia en general y de personalidades determinadas de todos los tiempos en particular, desde la historia sagrada hasta la de la Revolución, y de la Odisea hasta los libros de Dickens y Michelet? ¿Y no se podría sacar alguna enseñanza de la obra de hombres como Rembrandt o de las Malas hierbas de Breton, o Las horas de la jornada de Millet, o la Benedicite de De Groux o Brion o El recluta de De Groux (o si no de Conscience) o los Grandes robles de Dupré, o los molinos y las llanuras de arena de Michel?


Fragmento de una carta de Vincent Van Gogh remitida a su hermano Théo y fechada en Amsterdam, el 3 de abril de 1878.


Van Gogh Museum

La galería de Vincent Van Gogh

No hay comentarios: